sábado, 28 de septiembre de 2013

Sobre la expulsión de Javier López

Desde la Organización local del PCA en Noreña y desde nuestro grupo municipal, Frente de la Izquierda, denunciamos la expulsión del Pleno del Ayuntamiento de nuestro portavoz y único concejal, Javier López.

Como muchos ya seguramente sabéis nuestro representante fue expulsado por el único “delito” de mostrar una pequeña bandera republicana. Bandera que se encontraba situada en su zona de la mesa, colocada entre sus enseres personales.

El Alcalde ha alegado, en diversas ocasiones, que esa bandera no es legal y que la actual Ley de Banderas establece la obligación de que el salón plenario esté presidido por la bandera rojigualda, que es la oficial del Estado según la Constitución de 1978, la de Asturias y la del concejo de Noreña. Sobra decir que la citada ley no menciona, en ningún caso, el hecho de que no puedan estar presentes otras banderas distintas a las antes citadas. Entendemos que lo que no es expresamente ilegal es legal y no entendemos la actitud irracional, a la par que autoritaria, del Alcalde de Noreña, que se empeña en repetir, una y otra vez, que es él quien preside el Pleno y que es él quién determina si esa bandera puede o no puede estar allí, arrojándose una legitimidad que no le corresponde.

El pasado jueves, César Movilla, superó todas las expectativas y ante la negativa de nuestro concejal a retirar la bandera, ordenó la expulsión del mismo del Pleno, a la par que envió a buscar a un agente de la Policía Local para que este retirase la bandera.

Cuando el Alcalde expulsó a nuestro representante en el Ayuntamiento, no estaba expulsando solo a una persona, sino que estaba conculcando dos derechos fundamentales: el derecho a la libertad de expresión y el derecho de representación.

Este conflicto de la bandera tiene tres dimensiones. Una dimensión política, una dimensión jurídica y una tercera dimensión que vendría a ser histórica.

Tiene una dimensión política porque, entre otras cosas, el Sr. Alcalde ha mostrado que la opción republicana, como forma de articular el Estado, no es de su gusto. También porque queda al descubierta la hipocresía del PSOE en este tipo de temas. Hacen un discurso “progre” para luego alinearse con las opciones más conservadoras, manteniendo un curiosa indefinición, en la que su Organización juvenil reivindica valores republicanos, pero donde el “partido de los mayores” sigue apostando decididamente por mantener un estado monárquico con un Rey que fue puesto a dedo por el dictador Franco, asesino, por cierto, de miles de honestos militantes y simpatizantes socialistas.

El actual marco constitucional, que nació en aquella nada modélica Transición, está acabado, condenado por la historia. A lo mejor harán falta, cinco, diez o tal vez veinte años, pero el régimen del 78 está irremediablemente muerto, porque no es capaz de salir de sus propias contradicciones. Aquella Constitución es, hoy en día, más papel mojado que otra cosa. En su momento, ese texto contenía algunos aspectos formales y derechos que en esa época pudieron ser considerados un avance, pero a día de hoy, ese marco se ha desbordado y tiene los días contados.

La Constitución decía que los españoles teníamos derecho a una vivienda pero vienen los bancos y nos echan, decía que teníamos derecho a un trabajo – entonces entendíamos que digno – pero tenemos seis millones de personas en paro, hablaba de la posibilidad de que los diversos territorios del Estado tuviesen autonomía, pero resulta que a unos no les vale por ser eso poco y a otros por ser excesivo.

Frente a esta situación es necesario tomar partido, o estar con el régimen del 78, o posicionarse a favor de una salida, y para nosotros, la salida razonable es un proceso constituyente en el que se empiecen a construir los cimientos de una nueva Organización Estatal. Ese nuevo estado tiene que tener por forma la República, y tiene que poner necesariamente la economía al servicio del Hombre y no el Hombre al servicio de la economía. Tendrá también que estar basado en valores socialistas porque sólo de esa manera conseguiremos cumplir la máxima de: “de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”.

Entendemos que al Señor Movilla y al PSOE pueda no gustarles lo que pensamos pero lo que nos parece vergonzoso es la manera en la que uds. han intentado cerrarnos la boca, expulsando a nuestro representante en el Ayuntamiento de Noreña. Un representante que está ahí porque así fue elegido por el pueblo de Noreña, pues 307 noreñenses confiaron en nosotros. El señor Movilla no tiene ningún derecho a pervertir la voluntad popular. César Movilla es el Alcalde y a él le corresponde dirigir el buen funcionamiento del Ayuntamiento de Noreña, pero su poder no es omnímodo ni puede ser arbitrario.

Este conflicto tiene una dimensión jurídica porque el Sr. Alcalde esgrimió, para echar a Javier argumentos jurídicos que no existen, a la par que conculcó sus derechos. Es por ese motivo que este asunto va a acabar en los Tribunales.

Tiene una dimensión histórica, porque esa bandera, que es el símbolo de todos los que nos consideramos republicanos, fue antaño una bandera constitucional, la bandera de la II República. República que nos fue arrebatada mediante una cruenta guerra civil en la que murieron centenares de miles de españoles y en la que muchos de los caídos era militantes o simpatizantes del Partido Socialista Obrero Español, fundado en 1876 por Pablo Iglesias y pervertido por individuos como el Señor Movilla que tienen más relación – al menos en sus formas de gobernar – con los que se alzaron que con los que defendieron la legalidad Republicana.

¿Qué piensan de todo esto los simpatizantes del PSOE que hoy en día se consideran Republicanos? Se les revolverá el estómago de tener un compañero de partido como ud. ¿Qué piensan en otros municipios de Asturias en los que su fuerza política gobierna? En Langreo – dónde gobiernan sus compañeros de partido – hay – o había hasta hace poco – una bandera de la República colgada de un ventanal. ¿Qué piensan en Parres? Dónde sus compañeros votaron a favor de incluir ese municipio en la red de municipios por la III República. ¿Qué piensa la Juventud Socialista? Que al menos sobre el papel se declara republicana y cuyo Secretario General es concejal en Noreña. ¿Qué piensa ud. mismo sobre el recuerdo que va a dejar en este municipio? Un recuerdo que sólo estará teñido de incompetencia, prepotencia, victimismo y nula capacidad para ejercer el cargo para el que ud. fue elegido, el cargo de Alcalde de Noreña.




PCA de Noreña